Sayaris y Walipinis, ingeniosos huertos subterráneos en beneficio de comunidades altiplánicas

Permite cultivar quinua, papas, habas y cebada, cultivos que soportan los cambios bruscos de temperatura.

La Paz, 6 de mayo de 2022 (PR).- Los sayaris y walipinis ingeniosos huertos subterráneos que benefician a comunidades altiplánicas, donde el clima se caracteriza por tener amplitudes térmicas extremas, vientos fuertes y la escasa agua. Lo que hace imposible mantener ciertos cultivos a campo abierto, por tal motivo, los invernaderos subterráneos crean un espacio propicio de suaves temperaturas constantes, ideal para la agroecología.

En tanto, en el Altiplano boliviano, a una altitud entre 3.800 y 4.600 metros sobre el nivel del mar, antiguamente el clima solo permitía cultivar quinua, papas, habas y cebada, cultivos que soportan los cambios bruscos de temperatura.

En ese marco, hace 30 años llegó a Bolivia un cooperante suizo, Peter Iseli, que tenía el objetivo de hacer esa región más próspera para lo cual contó con financiación y comenzó a buscar la forma de volver productiva la tierra árida, fue entonces cuando creó los huertos subterráneos que en su interior cuentan con temperaturas adecuadas para sembrar hortalizas y frutas durante todo el año.

A estos huertos subterráneos se los llamó en aymara sayaris y walipinis que permiten cultivar también vegetales y hortalizas de hoja verde que tradicionalmente no forman parte de la dieta del Altiplano.

«Tenemos ahorita espinacas, lechuga suiza, eneldo, rúcula (verdura de hoja), se puede producir de todo ya, todo lo que es en hoja», explica el agricultor Héctor Vélez que junto a su esposa, Melina, producen de esta manera desde hace 18 años en la ecogranja de Ventilla, innovando además con nuevos productos como el kale (vegetal de hoja verde o col verde) o col rizada y verde.

En tanto, datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), existen casi 1.900 walipinis en el Altiplano de La Paz. El 20% de estas ingeniosas huertas subterráneas genera economía familiar para varias comunidades de la región.

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El 80% restante produce para el consumo propio. Ellos son pequeños y medianos productores que básicamente se financian con crédito comercial privado, micro financiamiento y cooperativas de crédito.

Los walipinis y sayaris tienen sus costos ya que demandan agua, tiempo y mucho trabajo. Sin embargo, representan una oportunidad de trabajo, generando empleos directos e indirectos, que beneficia a las comunidades. Además, garantizan la seguridad alimentaria de las familias y de la población en la zona con productos orgánicos.

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COV

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